Ser una Empresa "Sana"

La firma consultora cumplió 11 años, los tres socios fundadores se sentían orgullosos y todo parecía ir bien. Decidieron que podrían invertir en varias certificaciones con el objetivo de utilizarlas como herramienta de venta y poder incrementar el costo de la hora consultor, además podrían prescindir de los consultores, quienes con varias certificaciones en su currículo  cobraban una mayor tarifa por hora.  Ocuparon parte de su tiempo en difundir a la firma participando en foros de mejores prácticas, organizando webinars, se consideraron líderes en el mercado, al grado que evitaron las alianzas con otras firmas consultoras para acceder a otros proyectos.   Desarrollaron nuevos cursos que impartían a los consultores junior con la intención de ampliar los servicios de consultoría y reducir la dependencia de los cursos de capacitación que habían ofrecido durante varios años. Sin embargo, a mitad del año solo tenían en curso dos proyectos de consultoría, y la demanda de los cursos había descendido. Tomaron medidas, la primera fue habilitar un espacio en la oficina para reducir el gasto por la renta de aulas de capacitación para la oferta de cursos de certificación que ofrecían a los clientes. Hicieron arreglos para dividir los sueldos del personal pagando una mínima parte por “nómina” y el resto “por fuera”, con la intención de reducir la carga social. Comenzaron regatear con sus aliados sobre los porcentajes de participación que cada empresa recibiría por la prestación de servicios. Además, acordaron con su contador medidas para minimizar el pago de impuestos y aumentar las deducciones. Sin embargo, a principios del último trimestre del año, dejaron de pagar los sueldos de sus colaboradores, optaron por eliminar el home office de sus consultores como una medida para controlar el descontento que comenzó entre los empleados, para finales del año, comenzaron a despedir a las personas quienes para inicio del siguiente año presentaron demandas al no ser liquidados como correspondía con la ley, incluso hubo algunos que reclamaban el pago de los últimos tres meses de sueldo …

Este caso puede ser descrito más a profundidad y  llegar a entender cuáles fueron los problemas que colapsaron a esta firma, sin embargo, lo destacable radica, tal vez,  en la soberbia que algunas empresas pueden llegar a adquirir gracias a la experiencia y duración en el negocio, pero sin duda también es necesario destacar una falla en el comportamiento de los socios cuando se presenta una crisis. Resulta común y corriente para muchas organizaciones faltar a algunas leyes laborables, evadir impuestos, omitir algunas regulaciones y crearse enemigos al buscar demasiadas ventajas comerciales. Y aunque esta forma de comportarse podría considerarse independientemente de la madurez de un negocio (desde el punto de vista de procesos), la realidad es que son pocas las empresas “exitosas” que hayan operado bajo comportamientos y valores poco éticos. En otras palabras, los malos hábitos provocan padecimientos que deterioran la salud de las empresas. 

A continuación se presenta un listado de recomendaciones para mantener saludable a la organización.
 
1.       Cumplir con las leyes y normas aplicables para el negocio.
Además de que cualquier incumplimiento puede generar consecuencias en algún momento del tiempo, la realidad es que una empresa que se encuentra en regla puede acceder a nuevas oportunidades y mercados. Incluso una contabilidad transparente facilita la obtención de créditos o la participación en concursos o programas de gobierno.  

2.       Ser inclusivos y evitar la discriminación
Las empresas suelen tener políticas de contratación bastante restrictivas. Cuando estas políticas son revisadas o analizadas, no se detecta una razón práctica de su existencia y muchas veces están fundamentadas en prejuicios o solamente en la escala de valores de quienes fundaron la empresa. Mientras que, seguramente, existen en el  mercado laboral personas con talento y experiencia. Una empresa sana busca el talento y contrata a su personal con base a sus competencias o bien conforme a la funcionalidad o responsabilidad que requieren sea cubierta.

 3.       Separar las cuestiones familiares del negocio
Muchas empresas iniciaron como un negocio familiar, y muchas de éstas continúan con este esquema lo cual puede ser bueno; sin embargo, llegará un momento en que las decisiones estratégicas se darán lentamente, dados los intereses familiares internos (incluidos los de la sucesión),  temor a los riesgos partiendo del confort que en el que los integrantes de la familia se encuentren o simplemente porque todos se consideran dueños de la empresa. También es conveniente que la familia evite replicar su entorno, hábitos, costumbres y conflictos al negocio. Por ejemplo, existió un caso en el que uno de los hermanos adquirió un auto nuevo, esto no fue bien visto dentro del entorno familiar ya que la empresa pasaba por un mal momento financiero. El hecho trascendió a la empresa cuando comenzó un bloqueo de recursos hacia el área que controlaba el hermano que adquirió el vehículo.  

 4.       Pedir y recibir ayuda
Es necesario reconocer que las personas que dirigen un negocio pueden carecer de algunas habilidades, es decir, un panadero puede ser experto en hacer pan pero difícilmente podrá manejar una logística de distribución, o bien generar una campaña exitosa de marketing. También, existen empresarios que consideran que pedir ayuda implica pérdida en el control de su empresa, o bien, siendo más grave pueden existir casos de soberbia en las que el dueño se considera así mismo experto en todas las áreas del negocio. Esta actitud provoca que se distraiga de las actividades para lo que sí es un experto. Una empresa sana, reconoce sus debilidades y fallas, empezando por el dueño del negocio. Cabe añadir, que en el caso de la firma consultora, uno de los socios se encontraba estudiando una maestría de negocios.

5.       Mantener un flujo de comunicación con su personal y no ocultar información.

Es cierto que existe información privilegiada y que puede considerarse estratégica que debe ser manejada con discreción. Pero por otro lado, cuando existen crisis, los responsables de la empresa ocultan la verdadera situación, incluso cuando algún colaborador es despedido se crean rumores y el personal hace conclusiones por lo general, tan erróneas que provocan ansiedad en la organización. Básicamente esta recomendación consiste en evitar el “radio pasillo”. El explicar cuál es la situación de un negocio cuando éste va mal, puede generar integración, un cierre de filas en los que todos se unen y colaboran para mejorar la situación. Tal vez,  en el caso de la firma consultora,  de haberse comunicado con tiempo la crisis financiera se hubieran evitado algunas demandas ya que, en su mayoría,  las personas hubieran preferido optar por buscar otra oportunidad con tiempo a ser despedidos abruptamente y sin liquidación.

 6.       Cuidar a los colaboradores
Basta con buscar en internet a las peores empresas para trabajar en México, para comenzar a leer historias en las que la mayoría de las quejas son sobre el sueldo bajo y los horarios de trabajo, pero la molestia generalizada radica en el incumplimiento de las condiciones de la oferta laboral como es el pago de bonos, o información que no se les comenta a los aspirantes.  Si bien, es totalmente válido que los sueldos sean en función de las competencias y experiencia del candidato, también es notorio que muchas empresas buscan incorporar perfiles bajos, para pagar sueldos bajos.  Aunado a lo anterior, también ocurren determinadas dinámicas que generan,  entre otras consecuencias una alta rotación de personal y por ende costos adicionales. Ahora bien, el cuidar a los colaborares implica, tener una estructura organización definida, perfiles de puesto claros y un adecuada distribución de las responsabilidades y funciones, por otro lado, una empresa sana también remunera a su personal y busca, en materia de sueldos, ser bastante competitivos. 

 
7.       Tomar decisiones sobre hechos y evidencia

Esta recomendación puede operar en tres sentidos. El primero parte de un sistema de mediciones e indicadores. El segundo,  radica a partir de la evidencia (registros) que se obtienen de la ejecución de los procesos. El tercero consiste en evitar a las personas con influencia. En muchas organizaciones existen personas de “confianza” que mantienen una línea de comunicación directa con los responsables del negocio con quienes comentan los eventos del día, en otras palabras, se trata de las “orejas del jefe”. Ahora bien, esto sería saludable para la organización, si hubiera objetividad en los comentarios. O más bien no sería  necesario si los responsables del negocio se basaran en los indicadores y los registros. Por ejemplo, hubo un caso, en el que la administradora de una oficina consultora, señaló que uno de los consultores no había entregado al cliente una factura por los servicios prestados; si bien el consultor demostró haber hecho el trámite, la impresión que generó el comentario se mantuvo negativa.

8.       Vigilar las metas y objetivos

Una empresa sana evita las situaciones que la alejen del cumplimiento de sus metas y objetivos esto va desde evitar conflictos así como desinteresarse de todo aquello que no aporte a sus metas. Incluso también, implica alejarse y evitar determinados clientes. Por ejemplo, una firma consultora, fue contratada para la implementación de un ERP, después de algunas semanas de trabajo la firma decidió rescindir el contrato, ya que el escenario en el que se estaba dando la implementación no era favorable, en otras palabras, evitaron un posible fracaso. Prefirieron afrontar las consecuencias (incluso legales) que anteponer su prestigio y sus metas.

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